Piden financiamiento de la banca para comprar y restaurar casas de barro
La riqueza arquitectónica basada en la construcción con barro fue la razón por la que el conjunto urbano histórico de Coro y La Vela fue inscrito en la lista de Patrimonios Culturales de la Humanidad, en 1993. Sin embargo, los entes crediticios del país, tanto públicos como privados, carecen de planes de financiamiento para adquisición y mejoras de estos inmuebles tradicionales.
Esta situación que afecta a los propietarios y habitantes de estas viviendas ha despertado en los consejos comunales, asociaciones civiles y ONG la necesidad de llamar la atención de la banca privada y pública, para que desarrollen programas de financiamiento, con el único objetivo de mantener en pie los inmuebles por los que Coro y La Vela son patrimonio mundial.
Ana María Reyes, representante de la ONG Centro Unesco Coro, explicó que los vecinos han organizado un firmazo para instar a las instituciones financieras a la creación de estos planes. Aspiran a recoger más de 20.000 firmas.
"Solicitamos a la banca nacional que otorgue créditos a los propietarios de las casas de barro, que hasta el momento no cuentan con estos beneficios, como los que tienen las construidas con otros materiales", dijo Reyna Hidalgo, vecina del casco histórico de La Vela.
Hace tres años acudieron a la Superintendencia de Bancos para presentar su solicitud, pero no fueron escuchados.
En este sentido, invitaron a la colectividad a sumarse en esta cruzada que permitirá recuperar muchos inmuebles que se encuentran deteriorados a consecuencia del tiempo y la falta de recursos para su mantenimiento. Es una vía para sacar a Coro y La Vela de la lista de Patrimonios en Peligro, en la que están desde el 2005.
Relación costo-valor. "Nosotros no queremos que se caigan nuestras casas", dijo Reyes, y aseguró que el mantenimiento de este tipo de viviendas es costoso y que no cuentan con recursos suficientes para atenderlas efectivamente. Destacó el valor de este tipo de inmuebles en la ciudad patrimonial.
Con esta acción, la comunidad demuestra que está sensibilizada e interesada en preservar el patrimonio construido.
La relación costo-valor está claramente definida; al usar la calculadora y sumar las cifras para la inversión, reaccionan con preocupación.
Los materiales utilizados en este tipo de construcciones son difíciles de conseguir y se cotizan a altos precios, de acuerdo con las tarifas que manejan algunos artesanos que trabajan el barro. Diego Morillo sostiene que cuando presentan el presupuesto al propietario para el arreglo o la mejora, éste se retracta y descarta la opción de atender el inmueble.
En tanto, el trabajo del maestro del barro y los artesanos ejecutantes de la técnica de construcción tradicional es una labor culturalmente valiosa, que busca ajustarse a la realidad económica. El oficio requiere de mucha sapiencia popular y destreza.
"Contamos con un tabulador de precios fijados por la Oficina de Patrimonio y nos están organizando en cooperativas para que se nos reconozca con un pago justo", dice Jesús Morillo, maestro del barro de amplia experiencia en Coro.
Único aporte. Para la representante del Instituto de Patrimonio Cultural dentro de la Oficina Técnica de Atención a la Emergencia Patrimonial en Falcón, Marielena Frediani, esta iniciativa de la comunidad es importante. Considera que, con el financiamiento de la banca privada, el Gobierno tendría un apoyo para continuar desarrollando planes de atención al patrimonio construido, ya que es el único que ha asumido la responsabilidad económica de la atención de los inmuebles para garantizar su preservación.
Este año se han invertido 750.000 bolívares fuertes para la consolidación estructural de 18 inmuebles que están ubicados dentro y fuera de la poligonal del patrimonio mundial, de acuerdo con un criterio social para beneficiar a las familias de menos recursos, informó Yenny Martínez, integrante de la Oficina Técnica Patrimonial.
Frediani manifiesta que es necesario que la banca nacional vea que la inversión en construcciones de barro va más allá de pensar en la aparente vulnerabilidad de los materiales. Destacó que los inmuebles tradicionales poseen un gran valor arquitectónico, cultural e histórico reconocido mundialmente, y además son fuentes potenciales para el desarrollo económico en la zona. Por eso el Gobierno, en 2006, inició un programa denominado Proyecto Inmobiliario Productivo, de mejoras y de viviendas para el desarrollo de microempresas familiares.
Algunos beneficiarios critican la demora en la ejecución.
Artículo por MARIANELA MILLÁN CORO reseñado por Gonzalo Tirado Yepez
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